sábado, 7 de mayo de 2011

- Constantine


John Constantine (Keanu Reeves) ha estado en el infierno y ha vuelto. Nacido con un don que no deseaba, la capacidad de reconocer claramente a los ángeles y a los demonios hí-bridos que andan por la tierra bajo un aspecto humano, Constantine se vio empujado a quitarse su propia vida pa-ra escapar de la atormentadora claridad de su visión. Pero fracasó. Resucitado en contra de su voluntad, se encontró de nuevo en el mundo de los vivos. Ahora, marcado por su intento de suicidio con una esperanza de vida temporal, patrulla la frontera terrenal entre el cielo y el infierno, esperando en vano ganarse el camino a la salva-ción enviando a los esbirros del diablo de vuelta a las profundida-des. Pero Constantine no es ningún santo. Desilusionado por el mundo que le rodea y enfrentado con el del más allá, es un héroe amargado que bebe en exceso, lleva una vida dura y desprecia la sola idea de heroísmo. Constantine luchará para salvar tu alma pe-ro no quiere tu admiración ni tu agradecimiento, y por supuesto no quiere tu simpatía. Todo lo que quiere es un aplazamiento. Cuando una desesperada pero escéptica detective de policía, Angela Dod-son (Rachel Weisz), consigue su ayuda para resolver la misteriosa muerte de su querida hermana gemela (también interpretada por Weisz), su investigación les lleva a través del mundo de demonios y ángeles que subyace justo bajo el paisaje de la actual ciudad de Los Angeles. Atrapados en una catastrófica serie de acontecimien-tos sobrenaturales, los dos se encuentran inextricablemente involu-crados y tratan de encontrar su propia paz a cualquier precio.


Hay ocasiones en las que uno no puede ni en realidad quiere ser muy objetivo a la hora de enjuiciar una obra. Puede ocurrir por muchas razones, pero una de las más habituales es cuando la película en cuestión es una adaptación de otra obra anterior que conocemos bien, e incluso admiramos, y uno acude a la sala de cine con la prevención de quien es más que consciente de lo que Hollywood puede haber perpetrado con aquella historia que tanto nos apasionó o esa novela que nos hizo estremecer. Cuando eso sucede, resulta extremadamente difícil no juzgar el resultado final de la película más en función de su fidelidad al texto original que a sus auténti-cas virtudes o defectos como producto fílmico. Claro, eso hasta que uno cae en la cuenta, como en el caso que nos ocupa, de que nueve de cada diez personas que lean esta reseña probablemente no han leído jamás (y para su desgracia, quizá nunca lo harán) un cómic de Hellblazer ni tienen otra idea del personaje de John Cons-tantine que no sea la imagen de Keanu Reeves.

Y la verdad, eso que sale ganando "Constantine", porque si bien uno podría poner ciertos reparos sobre algu-nas libertades que se han tomado los responsables con el fascinante personaje salido de la genial mente del escritor Alan Moore (autor a su vez de dos interesantes obras destrozadas en su paso del cómic al cine como "Desde el infierno" y "La liga de los hombres extraordinarios"), una especie de mezcla entre exorcista y mago que ha dedicado toda su vida a combatir a los demonios que viven entre nosotros sin detenerse mucho en consideraciones sobre los métodos que utiliza y al que la conciencia de la verdadera cara de la realidad ha convertido en un arrogante, cínico y despiadado cabronazo, un antihéroe de libro, lo cierto es que los autores han conseguido respetar lo suficiente la esencia del personaje para que los familiarizados con el mismo no se sientan traicionados en exceso. Pero además han construido una entretenida pelícu-la que navega un poco a contracorriente de algunas de las últimas tendencias del cine comercial, circunstancia todavía más meritoria si tenemos en cuenta la diversidad de géne-ros que maneja "Constantine", una cinta en la que se dan cita el thriller paranormal, algunas gotas de cine de terror, el género de aventuras y hasta el drama, todo ello aderezado con un sentido del humor repleto de un sano cinismo e ironía (una de las señas más reconocibles del cómic original) que permite a la película no tomar-se excesivamente en serio a sí misma a pesar de la seriedad de los problemas que plantea para sus protagonistas, lo que es todo un acierto.


Sin embargo, aun siendo una deslucida adaptacion que desaprovecha todo el potencial del cómic; estupidamente debo de decir que la pelicula me gusta!!! 

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