(Un gorro de lana cubre mi cabeza, mis manos enguantadas y una gabardina roja cubre mi sencillo vestido negro con mallas a juego. Hace frió. Un vanilla latte descansa sobre la mesa del Starbucks. 8:19 PM)
—¿Qué haces?
—Leer.
—Así que eres de esas…
—¿De esas…?
—De esas chicas raras…aisladas del mundo, ya sabes.
—No
—¿No?
—Yo no me aíslo del mundo.
—Pero estás aquí sola…
—Sí, estoy sola, soy un bicho raro y leo hasta secarme los ojos y empaparme el alma, pero no me aíslo del mundo.
—No lo entiendo.
—Mira este libro. Mira todas estas páginas escritas…
—Leer.
—Así que eres de esas…
—¿De esas…?
—De esas chicas raras…aisladas del mundo, ya sabes.
—No
—¿No?
—Yo no me aíslo del mundo.
—Pero estás aquí sola…
—Sí, estoy sola, soy un bicho raro y leo hasta secarme los ojos y empaparme el alma, pero no me aíslo del mundo.
—No lo entiendo.
—Mira este libro. Mira todas estas páginas escritas…
las historias que cuentan.
—Lo siento pero sigo sin…
—Que yo no me aíslo del mundo, no hace falta,
—Lo siento pero sigo sin…
—Que yo no me aíslo del mundo, no hace falta,
alguien lo ha aislado ya para mí.
nuestros amigos los libros pueden ser consejeros, agentes de viajes, terapeutas y demás. increíble como nacen de la mente de aquellas personas que los escriben, y aun mas increíble como hay gente que no lo aprecia.
ResponderEliminarme gusto tu entrada que da pie a una reflexión hacia los autores de lo libros que nos deleitan con historias increíbles y hechan a volar nuestra imaginación.
Gracias por tu comentario, me encanto tu reflexión, no es más que verdad pura... Y si, eso es lo más increible, como existen esas personas que no aprecian la magia detras de las palabras de una brillante mente imaginativa. Saludos. :D
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